El estrés calórico puede afectar de muchas maneras el desempeño de las vacas lecheras en lactancia: disminución en el consumo de alimento, alteración del metabolismo, menor producción de leche, disminución en el desempeño reproductivo y mayor incidencia de enfermedades.1,2,3 En Estados Unidos, se pierden anualmente alrededor de mil millones de dólares como consecuencia del rendimiento deficiente durante los períodos de estrés calórico.4 La incapacidad de las vacas para disipar el calor en forma eficaz afecta su capacidad de funcionamiento normal en todos los niveles, incluso el molecular.5