Difundido desde hace décadas, la sostenibilidad es un concepto que busca la inteligencia en la utilización de los recursos naturales disponibles. Junto con el aumento continuo de la población mundial, crece también la preocupación en suplir sus necesidades, pero en equilibrio con la preservación del medio ambiente para no comprometer el futuro de las próximas generaciones. La sostenibilidad ya es también una práctica común en la industria alimentaria brasileña, que se empeña en producir alimentos en un modelo que atienda a los ámbitos económico, social y ambiental.
La mayoría de las industrias del sector ya enfrenta el desafío de integrar prácticas de conservación y preservación del medio ambiente en sus actividades. Como ejemplos están la gestión de los recursos hídricos, la reducción en la emisión de carbono y la recomposición de las Áreas de Preservación Permanente (APP). Más que una noble iniciativa, la sostenibilidad de una empresa permite el fortalecimiento de vínculos y credibilidad con toda la cadena productiva y con el consumidor final.
A pesar del escenario brasileño favorable a la sostenibilidad, nuestros modelos de producción aún no se ven como modelos sostenibles en el exterior. Tenemos aquí varios recursos para colaborar de forma sustancial con la alimentación de la población interna y externa: clima favorable, ingeniería agronómica de punta, extensión y diversidad de tierras, investigaciones en insumos, etc. Sin embargo, la ausencia de políticas públicas, el alto costo Brasil y la inseguridad jurídica son factores que obstaculizan el éxito pleno del sector.
Kemin cree que es de nuestra responsabilidad descubrir métodos más amigables con la naturaleza para producir ingredientes que mejoren la calidad de vida de la población mundial. Trabajamos con diversas prácticas ambientales como plantaciones controladas, descartes conscientes, procesos de mejoras continuas y programas de aprovechamiento de recursos naturales.
El programa Kemin Specialty Crop Improvement (SCI) de Kemin, por ejemplo, utiliza sólo compuestos básicos, como el suelo, la luz solar, el dióxido de carbono y el agua para producir orégano, romero, menta, patata y caléndula, que generarán moléculas con diversas funcionalidades para los alimentos y la salud humana. Además, nuestros ingenieros de investigación y expertos en producción de cultivos desarrollan sistemas de cultivo personalizados, donde se necesitan años de pruebas de campo para desarrollar máquinas, herbicidas y prácticas de crecimiento que garanticen sistemas de crecimiento eficientes y sostenibles.
Otra importante cuestión que concierne a la sostenibilidad en la cadena productiva de alimentos se refiere al desperdicio. Según la Agencia Brasil, en el panorama de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura sobre pérdidas y desperdicio, a pesar de poseer las centrales de abastecimiento (Ceasas) y bancos de alimentos que integran la actuación de las unidades de seguridad alimentaria, presenta entre el 10% y el 30% de los alimentos desperdiciados desde la cosecha hasta el consumidor. Para combatir este problema, es necesario invertir en caminos y sistemas inteligentes de logística que garanticen el transporte, almacenamiento, distribución y comercialización adecuados.