Introducción
Chile fue el primer país de América Latina que puso en marcha una nueva normativa sobre el etiquetado frontal de alimentos y bebidas, que obligaba a utilizar sellos en la parte delantera del paquete para identificar los productos con alto contenido en determinados nutrientes.
En algunos países vecinos se aplicaron normas similares y la legislación chilena se utilizó como modelo en muchos casos. La legislación chilena tiene sus propios requisitos y particularidades.
Los sellos frontales
Chile ha elegido como modelo de etiquetado frontal unos octógonos negros con la mención "Alto en". Este modelo fue considerado el más adecuado por el Ministerio de Salud chileno, principal responsable de la implementación del modelo de etiquetado frontal, con un fuerte enfoque en la salud pública. En Chile, al ser la primera vez que se aplicaba esta normativa, el tema fue muy debatido. Durante algún tiempo se creyó que el etiquetado frontal tipo "semáforo", con colores que indican los niveles de criticidad de un determinado nutriente, era el que mejor funcionaba para combatir la obesidad y otros problemas de salud pública relacionados con la alimentación. Sin embargo, varios estudios han demostrado que los octógonos negros son más eficaces a la hora de alertar a los consumidores de la presencia de un nutriente crítico excesivo. Además, esta forma de etiquetado es más inclusiva, ya que las personas sin acceso a la educación y también los niños pueden reconocer fácilmente las etiquetas.
Chile ha clasificado la necesidad de incluir en las etiquetas 3 nutrientes críticos - sodio, azúcar, grasas saturadas - y también el contenido calórico. Con esto, la normativa chilena puede exigir hasta 4 etiquetas simultáneamente en un mismo producto, si supera los límites establecidos en todos los criterios.
La legislación
En Chile, la Ley de Alimentos 20.606 aumenta las exigencias de reducción de nutrientes críticos de los alimentos y regula el nuevo etiquetado frontal. El Ministerio de la Salud ha necesitado años para elaborar y finalizar completamente esta legislación, ya que se trata de un tema muy complejo.
Uno de los temas más debatidos a lo largo del proceso fue el de los límites mínimos o máximos de cada nutriente crítico. Se escuchó a las organizaciones civiles, a las industrias productoras de alimentos y a las asociaciones, y Chile finalizó el proceso con los siguientes límites:
1. Azúcares añadidos:
2. Grasas saturadas:
3. El sodio:
4. Calorías:
Los productos alimenticios que superan estos límites mencionados anteriormente, deben utilizar la etiqueta frontal indicando que tienen un alto contenido de 1 o más nutrientes críticos.
Además, Chile estableció plazos para la aplicación de esta nueva normativa, que se desarrolló en 3 fases distintas, siendo la última la más restrictiva. Al haberse publicado el decreto el 26 de junio de 2015, y fijando 12 meses hasta la entrada en vigor de la legislación, la primera fase del decreto estuvo en vigor ¡durante 2 años! Después, la fase 2 del decreto se mantuvo en vigor un año más, hasta que se aplicaron los límites definitivos a partir de junio de 2019. Como resultado, Chile ya tiene, desde esa fecha, productos en los anaqueles de los supermercados con el etiquetado frontal establecido.
Todavía es importante recordar que algunas categorías están excluidas de este reglamento, como los edulcorantes, las fórmulas infantiles, los productos vendidos a granel en el punto de venta, entre otros.
En Chile, cualquier producto que contenga al menos un octógono negro no puede venderse en las escuelas, ni tener publicidad dirigida a los niños.
¿Cómo puede afectar el etiquetado a la industria?
En general, la población está más concienciada y orientada a tomar decisiones más saludables. Por lo tanto, el consumidor, muy posiblemente, comparará cada vez más los productos en el estante del supermercado. Con ello, la competencia entre marcas debería ser cada vez más feroz, y la presencia o no del sello frontal será sin duda un criterio de decisión.
Por otro lado, debido al crecimiento de la población en la mayoría de los países latinoamericanos y al perfil sensorial ya establecido, no se espera que la producción industrial disminuya, pero las fórmulas tendrán que adaptarse para contener menos azúcar, sal y grasa.
Y para que esta reformulación sea posible, se necesitarán cada vez más soluciones que ayuden a la industria en este reto.
Soluciones para ayudarle a reformular productos
El mundo de los ingredientes ofrece cada vez más soluciones para que la industria adapte sus fórmulas, manteniéndolas más saludables para el consumidor y sin sellos frontales. Kemin es un socio en este camino y ha desarrollado la línea BactoCEASE NV.
BactoCEASE NV es un producto a base de vinagre tamponado, ¡también disponible en versiones sin sodio! Con ello, contribuye a sustituir ingredientes como el lactato de sodio, que contribuye con el contenido de sodio en la formulación final del producto. Además, Kemin cuenta con productos de origen natural en su cartera, que pueden, además de contribuir a la regulación frontal, ayudar a la industria en el movimiento de las etiquetas limpias.
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